Varios miembros de la asociación cicloturista de Cancho Roano realiza una peregrinación a Guadalupe

El pasado sábado10 de octubre, varios integrantes de la asociación cicloturista de Cancho Roano realizaron una peregrinación a Guadalupe. Eran las 7 de la mañana y el sol empezaba a asomar. Cuatro miembros de Zalamea de la Serena se reunían con sus bicicletas para partir hacia Malpartida de la Serena, dónde les esperaba otro compañero de ruta.

Desde allí, comenzaron su marcha hacia Quintana de la Serena para enlazar con la Guarda, y de ahí con la Nava, pasando antes por la Virgen de la Antigua, lugar en el que vivieron alguna que otra aventura con sus risas incluidas. A continuación siguieron hasta Villanueva de la Serena, donde se unió un nuevo compañero, desplazado desde Don Benito.

Una vez reunidos los 6 ciclistas, comenzaron la marcha juntos hasta Guadalupe. Cogieron la vía verde de las vegas del Guadiana, cruzando el río Guadiana. Así llegaron hasta la estación de Madrigalejo, dónde pararon para reponer fuerzas y descansar después de los 70 kilómetros que llevaban a sus espaldas.

Después de esa breve parada, continuaron hasta la localidad de Logrosán, acumulando 30 kilómetros más. Allí pararon de nuevo para beber y reponer fuerzas tras la energía perdida por los 100 kilómetros ya realizados.

A partir de ahí comenzaba lo más duro y a la vez lo más bueno, ya que empezaban a subir los metros acumulados en sus gps. Fue una subida dura para llegar a Cañamero y entrar en sus calles, donde un pilón con agua fresca los ayudó a regenerar las piernas con su frescor y tomaron un refresco. Continuaron con la subida para bajar posteriormente un camino del 26% donde no podían tener ni un mínimo despiste debido a los terraplenes que había alrededor de esa verea.

Siguieron llaneando, subidas y bajadas. Hasta que llegó un rampazo del 21% con 32° de temperatura. Eso, junto a la calor y el terreno suelto de piedras, no ponía fácil terminar la subida a Puertollano. Aún así, lograron llegar hasta la rotonda de Guadalupe tras 133 kms.

A partir de ahí les quedaba la última rampa por carretera que les llevaría a la villa de Guadalupe y poder llegar a su plaza para acabar el reto. Un reto que a la vez de durísimo para estos ciclistas, es bonito, y sobre todo, con la satisfacción de haber realizado todo el camino sin percances ni averías.

Esto grupo de ciclistas quieren agradecer a toda la gente que los ánimo y los ayudó de forma desinteresada, además, de a otros miembro del club, Fernando Cumbres Sánchez y Ainara, quienes fueron a recogerlos hasta Guadalupe.