«Con estas palabras doy fin a esta historia verdadera, los defectos perdonad»

Recuerdo perfectamente el día que me propusieron ser corresponsal de HOY Zalamea, de eso hace hoy cuatro años y medio. Un proyecto que asumí con muchas ganas e ilusión y también con incertidumbre, puesto que por entonces mi experiencia laboral en medios de comunicación había sido escasa.

Como muchos ya sabréis, soy de Quintana pero siempre he sentido Zalamea muy cerca por los vínculos culturales y festivos que nos unen, aunque esta vez, tenía que estar dentro para conocer y poder contar a los lectores todo lo que sucedía en esta localidad. Una localidad que desde el principio me conquistó por la extensa riqueza patrimonial que tenía y que se materializaba cada semana en noticias de todo tipo.

Os cuento esto porque todo principio tiene un fin, y hoy me toca cerrar este capítulo para continuar con otros proyectos. Pero no podía irme sin despedirme, y sobre todo, sin dejar constancia de esta etapa tan bonita que termina para mi.

En este tiempo he tenido la oportunidad de conocer a personas que me han hecho el trabajo más sencillo. A todas ellas agradezco que me hayan abierto las puertas de sus casas, sus asociaciones, sus locales o simplemente su vida para compartir conmigo sus historias. Historias que siempre he intentado contar con la mayor objetividad posible y poniéndome en el lugar del otro, historias que era necesario contar para que todo el mundo supiera que Zalamea, pese a ser un pueblo pequeño, tiene personas que hacen cosas muy grandes.

Durante estos años he conocido el municipio en todos sus ámbitos pero, el que nunca ha dejado de sorprenderme es el cultural, además de vuestro amor por el teatro y por la historia.

Porque sí, ilipenses, tenéis mucha suerte de contar con un municipio en el que camines por donde camines hay huellas de varias civilizaciones. Civilizaciones que iban llegando a lo largo de siglos para quedarse y hacer que hoy Zalamea sea la capital cultural de nuestra comarca. Y donde, entre otros hitos, se escribió la Primera Gramática Castellana, ahí es nada. Y es que ser la corresponsal de un lugar donde Nebrija sentó las bases de la lengua que actualmente hablamos 500 millones de personas, cuando menos es un privilegio, y yo lo he sentido así.

Me voy triste y a la vez alegre, pero sobre todo muy agradecida. Sin ser de allí, me habéis hecho sentir una más. Me he emocionado con cada logro deportivo y cultural, he disfrutado cuando el CD Ilipense se jugaba la fase de ascenso a Tercera o cuando luchó con uñas y dientes por evitar el descenso, cuando Cancho Roano se llenaba de turistas o el Cristo de la Quinta Angustia movía la fe de miles de peregrinos. He sentido también el orgullo de ver como 'El alcalde de Zalamea' era declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional y toda España conocía la historia de vuestro Pedro Crespo, he visto como pequeñas personas hacían cosas muy grandes y, sobre todo, he visto como día a día forjabais más vuestra identidad y orgullo como pueblo, algo que, en los tiempos corren, es digno de admiración.

Porque en una sociedad en la que el individualismo prevalece por encima del bien común vosotros os unís de manera altruista cada verano para dar vida al legado escrito por Calderón de la Barca demostrando año tras año que sois un ejemplo de participación ciudadana.

Además de desarrollar la labor periodística, me llevo en mi libreta anécdotas y recuerdos que nunca olvidaré. Entre ellos; las visitas a Fitur, la presentación de las jornadas de Nebrija y Calderón o la suerte de poder compartir mesa en un encuentro literario con el recién nombrado Premio Planeta, Javier Cercas. Momentos de los cuales me hicieron partícipe desde el equipo de Gobierno y el centro cultural y que agradezco de corazón.

Mis palabras hoy resumen una despedida, y he de confesar que es el artículo que más me está costando escribir, pues es difícil decir adiós a un proyecto en el que te has sentido tan cómoda.

Por motivos evidentes de espacio me es imposible nombrar una a una a todas las personas que me habéis tendido la mano durante este tiempo. Hablo de los trabajadores y miembros, algunas ya convertidas en amigas y amigos, de lugares como la casa de la cultura, el ayuntamiento, las asociaciones y agrupaciones deportivas o culturales, los clubes, la guardería, el colegio, el instituto, la biblioteca, la Capilla, establecimientos y un largo etc.

Espero que cada uno de vosotros os sintáis reflejados en estas palabras, yo os estaré eternamente agradecida por vuestra amabilidad y colaboración.

Pero me vais a permitir que nombre a una persona, el que ha sido mi fiel compañero de batallas estos años; Valentín Centeno. Él no necesita presentación porque no hay ilipense que no lo conozca. Ha sido un regalo tenerlo a mi lado estos años. Es honesto y leal de los pies a la cabeza y sin él me hubiera sido muy difícil haber llevado a cabo esta labor. Siempre dispuesto a ayudar y siempre de manera desinteresada, siempre con una sonrisa, a cualquier hora, momento y lugar, porque él es así.

Por casualidad, la primera entrevista que hice fue a él, cuando aún no sabía muy bien quién era y lo que hacía. Al abrirme las puertas de su casa y ver miles de cintas de video de la historia de Zalamea comprendí que estaba delante de alguien muy especial, y no me equivoqué.

Por todo ello, amigo mío, al que considero ya parte de mi familia, gracias y mil veces gracias. Eres de esas personas por las cuales hay que agradecer a la vida que se crucen en tu camino.

Ahora sí, ya me despido, pero no sin antes deciros que seguiré muy pendiente lo que pase en Zalamea, y que estaré aquí para todo en lo que os pueda ayudar.

Pero este proyecto continúa, un proyecto de hiperlocales del Diario HOY en el cual nuestra región es pionera y que debemos cuidar y mostrar con orgullo, porque es una suerte poder tener un punto de información donde conocer todo lo que sucede en nuestros municipios.

Desde ahora, estará al frente la periodista Maribel Tena, que toma el relevo con ilusión y dará muestra de su extensa formación y buen criterio profesional. Estoy segura que le abriréis vuestras puertas como lo habéis hecho conmigo.

Siempre he intendado ejercer esta labor lo mejor que he sabido, pero como ser humano, he podido cometer errores o no llegar a toda la información generada, por ello, y citando a nuestro querido Calderón, con estas palabras doy fin a esta historia verdadera, los defectos perdonad.