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Uno de los instantes del concierto
La banda municipal de música ofreció el primer concierto de marchas procesionales

La banda municipal de música ofreció el primer concierto de marchas procesionales

Tuvo lugar el pasado 17 de marzo en la parroquia Nuestra Señora de los Milagros

maría fortuna

Martes, 20 de marzo 2018, 00:56

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La banda municipal de Zalamea comenzará a formar parte de la historia de la Semana Santa ilipense este año. La joven agrupación, que el pasado 13 de enero cumplió dos años desde su creación, ofreció el pasado sábado el primer concierto de marchas procesionales en la localidad.

«Decidimos hacerlo para anunciar que la Semana de Pasión está muy cerca y generar más ganas aún entre la población, de igual manera que se hace en muchos lugares del país», informa Miguel Ángel Hernández, director de la banda.

Estuvo protagonizado por los más de cuarenta músicos que la integran y que prepararon una exclusiva variedad de partituras acorde a la fecha. Esta ha sido la antesala de lo que después sucederá el Viernes Santo, cuando la banda acompañará, también por primera vez, a la cofradía de la Virgen de los Dolores en la procesión del Santo Entierro.

«Interpretamos Perdona tu pueblo, Pecador de hombre que son cantos litúrgicos yMadre de Dios del Patrocinio que es una marcha dedicada al Cristo del Cachorro de Sevilla. Además completadas por la partitura de El Silencio que es un solo de tompreta y tambor que tocaron Javier de 15 años y Miriam de 10 años, la Saeta y por último el Himno de España que cerró el concierto y durante la salida y la entrada de las imágenes tras la procesión», explica Hernández.

Para la preparación del gran día, los jóvenes ensayaron más de dos meses por las calles de la localidad «llueva o nieve, los niños y jóvenes ensayan a diario con ilusión y un empeño que hace creer en que todo va a salir bien. Soy consciente que llevamos poco tiempo y es un día arriesgado, pero vamos a hacerlo lo mejor que podamos».

Como anécdota cuenta que un pequeño de solo 9 años, ensaya cada día con un tambor «que podría pesar la mitad que él», y pese al cansancio o la fatiga, aguanta estoicamente hasta que finalizamos, «solo por eso merece la pena intentarlo y esperemos que sea el primer año de muchos», concluye.

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