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Todos los actores salieron ante la gran ovación del público
Cerca de 25.000 personas asistieron a la celebración del primer cuarto de siglo de 'El alcalde de Zalamea'

Cerca de 25.000 personas asistieron a la celebración del primer cuarto de siglo de 'El alcalde de Zalamea'

La vigésimoquinta edición de la obra atrajo a numerosas personalidades a la localidad

maría fortuna

Miércoles, 12 de septiembre 2018, 17:08

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Zalamea se vistió de gala del 16 al 19 de agosto para conmemorar uno de los acontecimientos más relevantes de la historia de la localidad. El alcalde de Zalamea, su obra cumbre y máximo representante cultural cumplió veinticinco años con cuatros días de representación en los que sobresalió el multitudinario número de espectadores, que ascendió a 24.733, la mejor cifra desde el año 2010 y las diversas personalidades de la esfera cultural, política y social.

Previamente a los días grandes de teatro, durante todo el mes de agosto, el equipo formado por una decena de actores junto al director, Miguel Nieto y el equipo de Gobierno, realizaron las tradicionales visitas por distintos puntos de Extremadura.

El 3 de agosto, se inauguró la ronda de presentaciones en la tradicional visita a Mérida en el marco del Festival de Teatro Clásico donde les estaba esperando Tina Sainz, una de las madrinas de esta edición. La veterana actriz,que interpretó este año a Enone en Fedra ya forma parte, dentro del amadrinamiento que cada año se hace en colaboración con el Festival emeritense, a actrices de la talla de Concha Velasco, María Galiana, Verónica Forqué o Anabel Alonso.

Todas ellas ya forman parte de la historia de la obra siendo madrinas honoríficas. Tras este entrañable encuentro, la ruta continuó el 9 de agosto en Mérida donde se reunieron con la con la consejera de Cultura e Igualdad, Leire Iglesias y seis días más tarde lo hicieron con el diputado de Cultural Ricardo Cabezas Martín en Badajoz.

Los días previos a la inauguración de la vigesimoquinta edición, la Plaza de la Constitución ya tomó forma con la instalación del escenario y demás atrezo que rodea a la representación cada año y que logra transportar a cualquiera que pase por allí al siglo de Oro.

Un ambiente previo de celebración que se pudo vivir en Zalamea y en sus calles que poco a poco iban engolándose. El escenario de los distintos sketchs callejeros fue colocándose en los puntos clave. Las lavanderas, la Era y el mercado artesanal anunciaban ya la llegada de Felipe II y los Tercios de Flandes ante la espera de Pedro Crespo.

Entonces, esta villa alejada en las entrañas de Extremadura, enmarcada en las angostas llanuras de la Serena cobró vida un año más para dar voz a lo que el Calderón de la Barca dejó plasmado con una genialidad propia de los más grandes maestros. Este escenario abrió el telón a una de las obras más representativas del Siglo de Oro, que cuatro siglo después un grupo de vecinos quiso conservar el legado calderoniano hasta la posteridad.

El 16 de agosto las luces de la plaza se iluminaron para acoger a más de cinco mil personas, que expectantes esperaban el inicio de la obra. Mucha emoción, nervios e ilusión invadían las zonas traseras del escenario, donde los actores aguardaban su momento para salir a las tablas.

Las gradas estaban abarrotadas, y mientras tanto las Tropas de Flandes en su camino hacia Portugal toparon con Zalamea, donde transcurrió, y sin temporalidad aparente se repite cada año, este drama de honor y justicia. Un lugar alejado de todo, donde nada parecía perturbar a los vecinos de allí, que sin darse cuenta quedaron marcados para siempre en la tinta de un genio de las letras.

La casa de Crespo fue el lugar elegido por el capitán Don Álvaro para hospedarse. Servicial y agradecido el presente alcalde, abre las puertas de su casa, sin poder imaginar nunca que eso conduciría a una lucha decisiva. Aparece en escena Isabel, hija de Crespo, una hermosa señorita ante la cual, pese a ser considerada de otro nivel social, Don Álvaro cae rendido por sus encantos. A partir de ese momento, cada puesta en escena refleja la obsesión del capitán que decide secuestrarla y así satisfacer su pasión enloquecida.

En ese momento el público calla, un silencio abrumador invade el graderío con la sensación de esa mujer que ultrajada y despojada de toda dignidad yace en el suelo llorando. Su padre, aclamando justicia, jura encontrar al culpable y aplicarle un castigo. La tragedia que envuelve a la obra se centra en ese momento, la atemporalidad del sufrimiento de un padre por el dolor de una hija y los deseos de venganza.

Don Álvaro, tras emprender una lucha con Crespo, acaba siendo ahorcado. El alcalde, siendo consciente que el desvergonzado capitán no merecía otro final, debe lidiar con la controversia que supone la justicia. En ese momento, aparece en escena un personaje clave en el desenlace del conflicto. Aquel daría solución y fin a este conflicto lleno de desgarro y sentimiento donde los poderes políticos y las clases estamentales representaban la sociedad de aquella época. Hablamos de Felipe II, el monarca apodado El prudente, que protagonizó un trono justo, de imperio y conquista y donde su interés por la política exterior le llevó a pasar a la historia también por ser el justiciero en la obra de Calderón. El rey, no sin antes reprochar a Crespo su insubordinación y atrevimiento al sentenciar a Don Álvaro a la muerte, cegado por su deseo de honra y justicia, otorga a Pedro Crespo su bendición al ser nombrado alcalde perpetuo.

Tras las últimas palabras del sempiterno alcalde, quedó inaugurada quizás una de las ediciones más importantes de la obra. Veinticinco años no se cumplen todos los días, y por ello, el público con emoción en los ojos se levantó impetuosamente del asiento entre vítores y para agradecer el trabajo de los actores, del director y de todo el equipo que hace posible la continuidad y crecimiento de la representación, con una gran ovación que duró largos minutos.

Debido a la transcendencia que ha adquirido la obra en estos últimos años, y su carrera por ser considerada Fiesta de Interés Turístico Nacional, asistió como espectador el presidente de la Junta de Extremadura Guillermo Fernández Vara, que junto con el alcalde de la localidad, Miguel Ángel Fuentes y el resto del equipo de Gobierno ilipense ocuparon las primeras sillas. Vara, tras finalizar la obra, felicitó personalmente a los actores y demás artífices de la obra, y no dudó en fotografiarse con vecinos que se acercaron hasta él.

El jueves, que normalmente estaba reservado para los vecinos de la localidad, rompió los esquemas y estuvo presenciado por público de numerosas localidad vecinas y de la región extremeña. El viernes y el sábado, las puertas de la plaza de la Constitución volvieron a abrirse para hacer regresar a Calderón a través del pueblo de Zalamea, excepto con la renovada ilusión que cada día invade a los actores y les impulsa a seguir en este proyecto de gran contenido social y de implicación vecinal.

Por su parte, el domingo la representación recibió la visita de dos personalidades de la región. La estrella de baloncesto de la NBA reconocido mundialmente, José Manuel Calderón, quiso asistir a la obra, junto con el presidente de la Diputación de Badajoz, Miguel Ángel Gallardo. Ambos disfrutaron de la soltura y la predisposición en el escenario de los más de 700 vecinos que intervienen en la obra.

Con otro emocionante aplauso y el reconocimiento del público, las luces se apagaron poniendo punto y final al cuarto y último día de representación, que colmaba así meses de trabajo, actividades, jornadas en su primer aniversario para intentar conseguir que la obra de El alcalde de Zalamea traspase fronteras y toda España reconozca la labor desinteresada de un grupo de actores no profesionales que dan lo mejor de ellos trabajando para que este proyecto continúe su andadura, al menos otros veinticinco años más.

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