En la actualidad no ostenta ningún premio, aunque sería más que merecedor de uno. Con más de ocho metros de longitud y cien figuras en su interior, el Portal de Belén de Zalamea se ha convertido por su originalidad en uno de los más populares de la comarca.
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Cuidado al detalle y sin el más mínimo despiste, esta obra de arte está realizado por las personas que componen el taller del Belén, que se lleva a cabo meses antes en la localidad para que, con la llegada de las fechas navideñas, esté a punto para el disfrute y la recreación de todo el que se pase por la parroquia de Nuestra Señora de los Milagros a visitarlo.
Dicho taller está formado por veintiuna personas entre las que destacan catequistas, miembros del coro y más voluntarios. Al frente se encuentra Juan José Minaya, lincenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, con la especialidad en Conservación y Restauración de Bienes Culturales y a su vez es Gestor de Patrimonio por la Universidad de Alcalá de Henares.
Unido desde hace muchos años a la localidad ha sido el encargado de hacer varias restauraciones de imágenes de la localidad de la cofradía y de la Capilla del Cristo de la Quinta Angustia de Zalamea. Él es el encargado de orientarnos sobre cómo llevar a cabo las labores de pintura y reconstrucción de las figuras, añade el párroco de la localidad, Manuel Moreno.
El belén con una extensión total de ocho metros y medio de largo por tres de ancho, alberga más de un centenar de figura de diversos tamaños y procedencia. Las más grandes con un aspecto más clásico son las denominadas de Olot. Estas hacen referencia a figuras de gran contenido artísitico e histórico que datan de después de la guerra Civil Española, el nombre les fue otorgado por su localidad de origen Olot, en la provincia de Gerona. Estas son herencia de las hermanas de la Cruz, que exponían el portal en su convento hasta que se decidió cambiar a la parroquia.
Junto a ellas conviven otras tantas que han sido añadidas posteriormente, pintadas y tratadas en el taller, y que completan el pasaje bíblico a la perfección. Las que se han ido haciendo estos últimos seis años en el taller son más pequeñas de tamaño, además han realizado chozos, casas, y diversas edificaciones repartidas con una perspectiva perfecta a lo largo del Portal.
La particularidad de esta creación reside en los pequeños detalles, realizados con cuido y precisión que parecen trasportar al espectador al poblado de Belén durante el nacimiento del Jesús. Además de recrear el nacimiento hemos querido reflejar pasajes de la vida cotidiana para darle más realismo y vivacidad, explica. Por ello, es fácil vislumbrar entre la multitud de corcho, vegetación, agua y arena a labradores, lavanderas, agricultores, hasta la realización de una matanza, la Era, un horno haciendo pan, la siembra de hortalizas o la venta de carnes y pieles.
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Chozos, casas de construcción hebrea, el castillo de Herodes y hasta el pesebre con una cuadra en los laterales recrean perfectamente la vida diaria de los habitantes del pueblo. Asimismo, incluye también un extenso huerto que llama la atención por la meticulosidad de las hortalizas y los utensilios de labranza. Respecto al niño Jesús que siempre llama la atención por la descompensación de tamaño con el resto de figuras en la mayoría de belenes, decidí cambiar el que estaba, por uno que compré en Fátima y que cuadra perfectamente con el resto del Nacimiento, declara Manuel Moreno.
Por su parte, el Portal recrea varios pasajes bíblicos, el primero de ellos el nacimiento de Jesús en el pesebre con la virgen María, San José, la mula y el buey, el anuncio de los pastores con el ángel, la huída a Egipto, el castillo de Herodes, además de cómo ya hemos comentado vida cotidiana del pueblo. Como particularidad, en el portal de Zalamea no podía faltar el Dystílo romano que aparece en una de las colinas.
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Tiene más de ochenta punto de luces, una cascada con agua permanente que se realiza mediante un sistema de poleas y una vegetación frondosa compuesta por madroños, romero, pino, encina, lentisco además de musgo. También es inconfundible la corteza del alcornoque o el granujillo del molino que se ha sustituido por tierra para que no levante polvo.
El pasado domingo fue el día escogido para retirar el Belén guardando pieza por pieza con mucha protección para preservar su mantenimiento hasta el próximo año. Mientras tanto, desde que se expuso el pasado 8 de diciembre, han sido centenares de personas las que lo han visitado entre ellos los alumnos de la guardería y del colegio.
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Fascinados por su viveza, su cuido al detalle y su laboriosidad, todos han admirado el trabajo que este grupo de voluntarios realiza cada año de manera desinteresada para hacer las delicias de niños y mayores.
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